SI TAN SOLO… DIJÉRAMOS LA VERDAD
Una extraña reunión sorprendió a todos. Los candidatos que participaron en las elecciones pasadas ¡Estaban juntos!, ganadores y perdedores. Todos ellos se lamentaban y estaban muy preocupados.
El ganador que había festejado por varios días, se lamentaba: “Si sólo hubiera dicho la verdad”.
Los que perdieron también repetían “Si sólo hubiera dicho la verdad”. En realidad era algo extraño ocurría. En ese momento llegaron los periodistas, todos con la misma pregunta; ¿Por qué y de qué se lamentaban? ¿Si claramente había un ganador?
—Mire. Nosotros para ganar las elecciones hemos mentido y prometido muchas cosas que no lo vamos a cumplir, además, no contamos con las personas capaces —se sinceraba el candidato ganador.
Los demás más tristes aún señalaban —La campaña lo afronté con un préstamo, y la verdad es que no sé cómo pagar — decía uno.
—Yo no tuve la capacidad de llegar a la gente, traté de mentir pero ni yo mismo creía —decía el otro.
—A mí me faltó actuar con la verdad, decirles a todos que las cosas son como son y que yo quería ser autoridad para mejorar mi condición social y económica —afirmaba otro.
—Que voy hacer, no tengo trabajo… Algo inaudito ocurría y como señalara Al Gore estábamos ante “Una verdad incómoda”.
Una verdad, que a muchos podría servirnos en una confesión religiosa, a otros para hacer el papel de orientadores. En realidad, hay ACTITUDES, que no se enseñan en ningún lugar.
Por ejemplo; no se enseña para ser padres, ni para mentir, mucho menos para hablar jergas y groserías, tampoco para ser autoridades…Pero sí, se enseñan valores, “harto conocimiento”; el español “florido”, incluso otros idiomas y cursos desde el nivel inicial hasta el posgrado.
No obstante, ¿por qué se aprenden los primeros y no los segundos?
“Una verdad” aceptada y validada en un determinado grupo social, sin importar que muchos son perjudiciales.
Cogimos como motivo, las elecciones pasadas, y felizmente para los “elegidos” ya está pasando las preocupaciones, porque ya encontraron a los funcionarios que tienen experiencia (los mismos de siempre), además, es conocido que los mecanismos de éxito o fracaso electoral lindan mucho con lo moral y lo ético. En realidad todavía nuestra cultura es del “mal menor”, pudiendo ser del “bien mayor”.
Amigos, si queremos contribuir en la construcción de una sociedad de éxito, comencemos a practicar actitudes y comportamientos que efectivamente nos rehumanicen. No podemos permitir que nuestra sociedad se derrumbe por la inacción de quienes tenemos la integridad ética y moral.
Es momento que asumamos la función que nos corresponde, el de GARANTIZAR UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA A LAS GENERACIONES VENIDERAS. Todo eso, desde la perspectiva andina, siendo herederos de una cultura con una riqueza cultural que el mundo admira y reconoce. Es momento de ser peruanos de calidad, recordemos que una sociedad es grande gracias a las acciones de su talento humano y gracias a usted que realmente cree y está seguro que una sociedad de éxito es posible.